domingo, 17 de abril de 2011

Afrodescendientes desde la resistencia

Miriam Victoria Gomes es Profesora de Literatura Latinoamericana, especializada en Literatura de los Países Africanos de Lengua Portuguesa y forma parte de la Cátedra Abierta de Estudios Americanistas de la UBA, sector de estudios africanistas. Participó en la creación y desarrollo de organizaciones negras en el país y colabora en instituciones de lucha contra discriminación y el racismo. En este reportaje nos cuenta una desacostumbrada visión de la inmigración y desaparición de los negros en la argentina.

Por Ana Maria Ordóñez

«La integración de los afros, muchas veces se mide por su identificación con los intereses y expresiones de la clase dominante. Pero también debe medirse por resistencia, capacidad de mantener la identidad, tenacidad por sobrevivir y construir en otro contexto, una herencia heterogénea.»


¿Nuestra población argentina tiene raíces africanas?

No hay dudas de ello, pero nuestra sociedad en líneas generales, afirma o cree que no hay población de origen Africano y que estamos en un país cuya población posee raigambre netamente europea. No hay referencias en los componentes de origen africanos, ni siquiera como rémora del activo tráfico de esclavos en el pasado.

¿Qué cantidad de africanos llegaron a América?

Según el estudioso nigeriano Joseph Irikori, alrededor de 12.000.000 desembarcaron en Latinoamérica y si efectuamos el cálculo de que por cada africano que llegaba vivo, cinco perecían por inanición, diarreas, deshidratación, suicidios o castigos diversos, el tráfico de esclavos le provocó a África, una sangría de más de 60.000.000 de personas y a Europa su extraordinaria expansión industrial y económica.

¿La argentinidad se construyó con ocultamiento de Africanos?

Sí, en los dos últimos siglos, el sistema político imperante se encargó de difundir pautas culturales, tendientes a la consolidación de la identidad argentina. Los hacedores de la nacionalidad, fueron Bartolomé Mitre, Juan Bautista Alberdi, José Esteban Echeverría, Domingo Faustino Sarmiento y otros que promovían la inmigración europea para forjar a ciudadanos “blanqueados” en color y “europeizados” en mentalidad y costumbres.

¿Los africanos participaron en las mismas actividades que el resto de la sociedad?

Participaron en todas las acciones bélicas de la Argentina: llegaron a ellas compulsivamente por la “Ley de rescate” o con promesas de libertad. En 1801 en la Compañías de Granaderos de Pardos y Morenos. Cuando en 1806 se produce la primera Invasión Inglesa a Buenos Aires tuvo activa participación en defensa de la ciudad. Cuando San Martín organiza el Regimiento de Granaderos a Caballo y cuando se hace cargo del Ejército del Norte sus tropas se componían con negros libertos, es decir, esclavos rescatados por el Estado para el servicio de las armas. Participaron de la guerra contra Brasil (1825 a 1828), en las guerras civiles entre unitarios y federales y como corolario en la Guerra de la Triple Alianza, entre 1865-1870.

¿Cómo se integraron los afrodescendientes a la sociedad?

De varias maneras. Una de ella es desde la resistencia sociocultural. Los afroargentinos que se distinguieron en las letras, aprovecharon sus talentos literarios para denunciar la situación social a través del periodismo y la poesía. La obra periodística fue muy prolífica, en el 1800, pero poco conocida. El Proletario, creado y dirigido por Lucas Fernández, fundador del Movimiento Democracia Negra, se refirió claramente a la situación racial de la colectividad negra y evidencian que los africanos y sus descendientes se reconocían como comunidad. Además, mostraban la rica vida social que llevaban.

¿Hubo publicaciones y asociaciones en el siglo XX?

Desde principios del 1900, se editaban diarios que ya afirmaban la presencia de los afroargentinos. La Verdad, editado por Benedicto Ferreira. La Protectora publicado por una mutual homónima que existió hasta los ‘50. También hubo asociaciones como La Agrupación Patriótica 25 de Mayo, el Círculo Social Juvencia y la Asociación de Fomento General San Martín. A principios de 1920, apareció una discoteca atendida casi exclusivamente por negros en el Teatro Marconi y el legendario “Shimmy Club”, donde difundían su música. Las organizaciones afroargentinas están bien documentadas y estudiadas, entre otros, por el historiador marfileño Jean Arcene Yao.

¿Continúan reafirmando la identidad?

Si, a través de las propias instituciones. Una de las huellas africanas que reflejan los historiógrafos es la música y su forma de danzarla: el candombe. Fue siempre un elemento identificador de la comunidad negra argentina. Danza popular por excelencia, que contiene casi toda la historia de la raza en el Río de la Plata. Por otro lado, la existencia de células religiosas crearon cierto sincretismo, que se demuestra a través de la veneración vedada de algunos santos cristianos. Hoy existen barrios enteros que conservan las costumbres y su lengua.

¿Cuál es en la actualidad la tarea de los afrodescendientes?

Los afroargentinos ya han recuperado las bases fomentadoras del espíritu colectivo. Unieron sus fuerzas, reforzando su identidad étnica y su participación social a través de la afirmación de la negritud. Las asociaciones existentes, revelan más allá de los individuos que las componen, a la sociedad africana y defienden sus raíces. África Vive, con sede en Buenos Aires lucha contra los escasos recursos de la gente de su grupo, tanto en la Argentina como en el exterior. El Casa de la Cultura Indo-Afro-Americana con sede en Santa Fe, organiza y participa en congresos y encuentros internacionales y tiene publicaciones a través de las cuales divulga el tema de la negritud en Argentina. La Sociedad de Socorros Mutuos Unión Caboverdeana con sede en Dock Sur, con más de 70 años de vida, el Circulo de Descendientes Caboverdeanos en Mar del Plata, por nombrar algunas.

¿Se le debe una reparación histórica, a los africanos y descendientes que viven en el país?

La Nación Argentina se debe a sí misma una revisión profunda y honesta de su historia y un análisis rigurosamente crítico, de los fundamentos ideológicos que dieron forma a su deseo de país blanco y europeo.