Pertenecemos a la Cátedra Abierta de Estudios Americanistas que funciona en la Facultad de Filosofía y Letras. Formamos un equipo que, desde el 2007, trabaja en Humahuaca con un grupo de jóvenes que sostienen dos radios comunitarias y cuyo principal lema es la difusión de sus tradiciones. Es así que, en uno de nuestros viajes, conocimos a algunas de estas tejedoras que atendían el local de «Manos Andinas», establecimos contacto, y accedieron a contarnos su experiencia tan peculiar
Se les ocurrió como nombre Manos Andinas y no por casualidad, tal vez porque para ellas la vida son sus manos. Son mujeres «solas», heroínas silenciosas, de las que hay muchas en la puna, criando hijos, con todo lo que significa para una mujer pobre, sosteniendo el hogar y trasmitiendo orgullosas su cultura con lo aprendido a través de sus abuelas, saberes tan complejos como los académicos, pero subestimados por nuestra sociedad de consumo descartable.
La mayoría de ellas vendían sus artesanías en locales de emprendimientos privados donde su trabajo no era remunerado por su real valor y significación.
Empujadas por sus necesidades, comenzaron a organizarse, hace aproximadamente 8 años.
Iniciaron este camino entablando reuniones y exponiendo sus dificultades, sus necesidades, sus sueños. Y así fueron formando un grupo numeroso de mujeres de diferentes comunidades de la Quebrada, Puna Jujeñas y de los Valles Salteños, tomando ya la forma de cooperativa, pues entendieron que tenían todo lo necesario: El arte de hilar, tejer, la tradición trasmitida de sus mayores.
Necesitaban ayuda para instalar locales y comenzar con la venta de sus productos. Es así que a través de la Prelatura de Humahuaca, de Caritas, y distintas organizaciones italianas, lograron establecer un local de venta al público, en la localidad de Humahuaca y en otras localidades cercanas como Iruya.
Para muchas de ellas era un real desafío enfrentarse a planillas donde llevar el registro de las artesanías (un registro contable minucioso), a quien pertenecen, los precios de las mismas y la venta con sus fechas correspondientes; detalle necesario por la dimensión que tomaba ésta organización; aunque notamos que sin leer estas anotaciones, saben de quien es cada prenda.
Con esmero cuidan que todas las artesanas tengan la oportunidad de exhibir de forma adecuada sus trabajos para tener una buena oportunidad de venta. También piensan en incentivos para que otras tejedoras se «entusiasmen con el proyecto». Así es que se les ocurrió funcionar en forma rotativa, es decir en equipos de dos, lo cual implica turnarse por semana o quincena para atender los locales de venta. De esta forma todas van aprendiendo el manejo de tipo administrativo, las ventas, el contacto con los turistas y la responsabilidad del manejo del dinero del grupo en general.
Es un trabajo comunitario y netamente artesanal. Sus productos son originales, desde el diseño hasta la materia prima. Cada artesana pone el precio a sus artesanías e hilados. Se realizan tejidos de todo tipo: medias, sacos, mantas, guantes, colchas y accesorios como carteras, y collares realizados con las tulmas.
Actualmente trabajan alrededor de 100 tejedoras artesanas de las comunidades de Cusi-Cusi, Rinconda, La Quiaca, Abra Pampa, Iruya, Susques y Humahuaca.
Las mujeres de “Manos Andinas” son un ejemplo de compromiso y respeto hacia el trabajo artesanal pero sobre todo comunitario.
En la localidad de Humahuaca se encuentra el local con mayor disponibilidad de productos. También trabajan a pedido, por lo tanto, uno puede convenir desde el mismo local un trabajo específico y, luego, las personas encargadas del mismo, llevaran la inquietud al artesano en particular.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pueden adquirir los productos en los locales ubicados en la calle Suipacha 892, y Balcarce 234, de la organización “Arte y Esperanza”. Para más información se puede acceder a su página web:
http://www.arteyesperanza.com.ar/home.html
Luciana Silvestrín // Mara Häberli
Equipo de investigación Cátedra Abierta Estudios Americanistas.